jueves, 10 de marzo de 2011

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"A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente" (Heráclito de Efeso).


Es verdad, no soy quien para afirmar algo que dijo Heráclifo de Efeso (que por cierto no sé quién es, pero me gusto la cita) pero todos conocemos internamente cada mínima detalle de nuestro yo interior, sabemos lo que pensamos, sabemos cómo pensamos, nuestras fortalezas y debilidades, nuestros buenos y malos momentos se encuentran registrados en nuestra memoria. Aquel conjunto de experiencias hace de nosotros lo que somos. Dicho esto, comenzaré a contarles un poco de los ingredientes que se mezclaron para dar forma al ser humano que está por este lado de la pantalla (haré algunas elipsis, grandes elipsis, en momentos de mi vida que prefiero mejor olvidarlos): Andrés Esteban, es mi nombre (normalmente suelen llamarme Esteban, lo cual no me disgusta), de nacionalidad ecuatoriana, digamos que nací en una ciudad relativamente pequeña de Ecuador. Cuenca, conocida como la "Atenas del Ecuador", una ciudad muy apegada a las costumbres religiosas, de gente pacífica, humilde y educada lo cuál en algún momento de mi vida llego a desesperarme un poco, a pesar de eso puede que haber nacido en Cuenca hable mucho de mí.


Mi vida transcurrió de manera muy particular en el seno familiar de una familia disfuncional y extremadamente conservadora. Segundo hijo de tres hermanos, razón por la cual fui el más desatendido y al que menos importancia se debía prestar. Teniendo de cabecera de familia a un Ingeniero Mecánico y como dama del hogar a una enfermera, crecí con una niñez relativamente normal: escuela, niños, amigos, abeja Maya, maestros, juegos y juguetes, pinturas, la sopa, cuadernos, Buggs Bunny; hasta que llegó la secundaria: más amigos, fiestas, salidas, amanecidas, ¡alcohol!, amor, más cuadernos, exámenes, cigarrillos, rebeldía, viajes, fin; Llega entonces un momento de gran importancia en la vida de cada persona, cursar la facultad. Cada joven siente cierto grado de desorientación al cursar la facultad, el mío fue total, fue acá cuando mi familia decidió seguir la tradición y apostarme, como valiosa pieza, para la ingeniería (siguiendo la tradición, debía alguién continuar con el legado del padre de familia). (…) Acá viene unaelipsis con la que haré un salto en el tiempo de una época de mi vida que no quiero recordar nada más que sólo su final, cuando me recibí de Ingeniero en Sistemas de la República del Ecuador. Nunca ejercí mi “profesión”. Durante mis dos últimos años de cursar ingeniería, paralelamente tomé talleres de teatro, comedia del arte, clown, actuación; aprendizaje que me llevo a hacer más llevadera mi vida y a encontrar mi verdadera vocación, haciendo lo que realmente me gusta. Decidí entonces estudiar cine, con visión hacia la dirección de arte en la ciudad de Buenos Aires. Mucha gente me pregunta ¿por qué escogiste Buenos Aires?, simplemente no hay respuesta alguna, la vida te lleva a lugares que ni te imaginas (nunca planifiqué, cuando miraba la abeja Maya en la TV, venirme a Buenos Aires para llegar a ser cineasta). La realidad es esta: estoy aquí, solitario, limitado, amigos (¡pocos eh!), Recoleta, Universidad de Palermo, pasta, San Telmo, alfajores, San Telmo, asados, Estética y Técnica del Sonido, abeja Maya (aún ajajajaja). Listo para estudiar y llegar a hacer algo bueno por estos Aires Buenos. Así que buena vibra para todos.


¡Mucho gusto!


Esteban.






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